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Historias de vida

Los trillizos y su madre, Carol Andreína.

Carol perdió un amor, pero se quedó con tres

A esta madre de trillizos, afiliada a Coosalud en Cúcuta, la vida le puso una enorme prueba. En diciembre de 2020, perdió a su esposo, que falleció por covid-19. En sus tres hijos, de un año y 9 meses de nacidos, ha encontrado la fortaleza para afrontar su pérdida.

A Carol la noticia la tomó por sorpresa. No podía creer que no era uno, ni dos, sino tres bebés los que estaba esperando. Cuando el médico la felicitó, su reacción, por los nervios, fue comenzar a reír y reír sin parar. Era incontrolable. “Por un momento creí que se trataba de una broma, pero cuando el doctor me los muestra, se veía a los tres ya formaditos. Y yo pensaba: «¿cómo le voy a contar a mi esposo?»”, comenta.
Al llegar a casa, su pareja le preguntó que cómo le había ido en la cita de control prenatal, a la que la había asistido acompañada por su suegra, pues él se encontraba laborando. “Yo le dije: «me fue muy bien, tan bien que no es uno, sino tres bebés». Y él tampoco lo podía creer, pero bueno, realmente para nosotros fue bonito porque sí queríamos ser papás, llevábamos año y medio intentándolo. (…) De hecho, nos enteramos muy rápido, teníamos menos de los dos meses de embarazo cuando supimos que eran trillizos. Fue en la segunda ecografía”, relata Carol Andreína Rodríguez, afiliada a Coosalud.

El 25 de septiembre de 2019, a las 31,4 semanas de gestación, llegaron al mundo ‘los Diegos’: Juan Diego, Diego Alejandro y Diego Rafael. “Todo había sido muy programado. A nosotros nos hicieron mucho seguimiento durante todo el embarazo, más o menos semanal nos estaban viendo y se coordinó para internarme 15 días antes del parto. Entonces en el momento en el que los bebés ya querían nacer, yo ya había ingresado a la clínica. El parto fue por cesárea y hubo muchas personas asistiéndolo, cada bebé tenía su pediatra, sus enfermeros…”, comenta la joven madre.

Carol cuenta que ese día todo fue muy rápido, solo pudo verlos un par de segundos, porque, de inmediato, fueron trasladados a incubadoras. Los médicos debían ser precavidos, por tratarse de un parto múltiple y prematuro, aunque, en realidad, los pequeños nacieron en excelentes condiciones, ni siquiera requirieron suministro de oxígeno. “Duraron 15 días en la clínica, pero era más bien mientras me daban el alta a mí, porque ellos nacieron un miércoles y el viernes de esa semana ya les iban a dar salida, porque no tenían ninguna complicación. Pero resulta que me dio una peritonitis, como consecuencia del parto (inflamación de la membrana que recubre la pared abdominal). Entonces a mis hijos se los trajeron para la casa y yo quedé en la UCI. Salí de la clínica un mes después que ellos”.

Ella describe como un momento muy especial el día que llegó a su hogar, fue cuando realmente conoció a sus trillizos. “Estaban ahí mis tres bebés y mi esposo con un detalle, me habían organizado una bienvenida y fue emocionante poder verlos, conocerlos, ya estaban un poquito más grandecitos. Al poderlos alzar, sentirlos, me puse muy contenta, fue algo muy bonito”.

En adelante, sus días fueron de dicha. Ni ella, ni su pareja, Diego Martínez, tenían experiencia, ambos eran padres primerizos, pero sintieron que el proceso de adaptación fue sencillo. “Nos pareció muy normal bañarlos juntos, cambiarlos, darles de comer a todos a la vez. Aprendimos a hacerlo todo muy rápido. El papá descansaba cada dos días y él también lo hacía, entre los dos nos defendíamos”.

 

‘Los Diegos’, como son conocidos sus pequeños, ya tienen un año y 9 meses de nacidos. Comen frutas y verduras, como brócoli y zanahoria, y también les gusta mucho las pastas y la sopa. Toman agua, mucha agua, “porque son muy activos y les da mucha sed”, según apunta su mamá.

Les encanta caminar. Su rutina diaria incluye paseos matutinos y vespertinos de hasta dos horas en las calles del barrio Cúcuta 75, en la capital de Norte de Santander, donde residen. También disfrutan mucho jugando y viendo televisión, aunque su actividad favorita, sin duda, es explorar. “Les gusta montarse en todas partes, en todas partes quieren trepar; quieren estar escalando, tocando, todo lo quieren probar”, menciona Carol, entre risas.

‘Los Diegos’, su motor

Carol añoraba seguir disfrutando cada etapa del crecimiento de sus hijos junto a su compañero sentimental, pero el covid-19, que ha cobrado la vida de millones de personas alrededor del mundo, también tocó las puertas de su casa. El 17 de diciembre de 2020, tras 19 días luchando en el hospital, su esposo, patrullero activo de la Policía, falleció a causa de la enfermedad. Se había contagiado mientras estaba en servicio. “Todavía es muy difícil de aceptar, es algo que todavía no asimiló”, manifiesta Carol.

Otra de las situaciones que la joven ha tenido que afrontar son algunos quebrantos de salud tras su embarazo. “Me dio hernia por el peso de la barriga. También hubo un punto de la cesárea que nunca sanó, un granuloma, entonces hubo necesidad de ahorita volver a operar. Además, tengo exceso de piel, porque se me estiró tanto el abdomen que ahora que volví a mi peso normal la piel sobrante me ha quedado molestando y eso, además, no me ha permitido sanar”, explica.

Pese a estas circunstancias, Carol reconoce que sus hijos han sido su motor y su gran motivo para sobrellevar la pérdida. “Dios me los envió para poder afrontar la situación de mi esposo. Ellos han sido mi mejor motivación. Si no los tuviera, todo hubiese sido muy diferente, pero están conmigo y no tengo oportunidad ni llorar, porque yo tengo que salir adelante por ellos”.

En cada uno de sus bebés, ve una parte de la personalidad de su compañero sentimental y, de cierta manera, ese ha ido un gran consuelo. “Los tres son diferentes en su forma de ser y cada uno tiene un aspecto muy marcado de mi esposo. Diego Rafael tiene muchas ocurrencias, es muy chistoso, como él lo era; Diego Alejandro es bastante malgeniado, también mi esposo era malgeniado a veces; y pues también era muy cariñoso, como es Juan Diego, que es demasiado cariñoso”.

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