El cáncer de mama es una de las enfermedades más temidas por las mujeres alrededor del mundo. Así lo recalcamos en Coosalud EPS, mediante la campaña Tómate a pecho la vida, que busca concientizar a las mujeres respecto al cuidado de sus senos.
Por tal razón, creemos que si bien hay múltiples factores que pueden influir en el desarrollo del cáncer de mama, la genética tiene un papel crucial que no puede ser ignorado.
La genética es el estudio de los genes, esas pequeñas secuencias de ADN que determinan cómo somos y cómo funcionamos.
En relación con el cáncer de mama, ciertos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Los genes BRCA1 y BRCA2 son los protagonistas en el riesgo genético del cáncer de mama.
La advertencia la hacemos como EPS, a través de la campaña Tómate a pecho la vida.
Si bien la función normal de los genes BRCA1 y BRCA2 es proteger contra el cáncer al reparar roturas en el ADN, mutaciones en estos genes pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de mama y ovario.
Los genes defectuosos como BRCA1 y BRCA2 pueden heredarse de padres del paciente. Si uno de ellos porta la mutación, hay un 50% de probabilidades de heredarla.
Por ese motivo es vital que el paciente conozca su historial familiar, para evaluar el riesgo.
Sin embargo, debe aclararse que la mayoría de los casos de cáncer de mama no son hereditarios.
No obstante, tener un familiar directo (madre, hermana) con cáncer de mama puede duplicar el riesgo.
A través de las pruebas genéticas, es posible identificar mutaciones en genes como BRCA1 y BRCA2. Estas pruebas son especialmente útiles para mujeres con antecedentes familiares de cáncer.
Existen otros genes, como PALB2, que también se han relacionado con el riesgo de cáncer de mama. Por eso, estar informado es clave.
Pero también es clave que el paciente trace su historial familiar, creando un árbol genealógico y consultando a especialistas, en caso de que identifique patrones de cáncer en tu familia.
Mediante la campaña Tómate a pecho la vida, queremos hacerte saber que, más allá de la genética, factores como el estilo de vida y el ambiente también influyen. Una dieta saludable, el ejercicio regular y evitar el tabaco pueden ayudar a reducir el riesgo.
Asimismo, realizarse mamografías regulares y autoexámenes pueden ayudar a detectar el cáncer en sus etapas iniciales, aumentando las probabilidades de tratamiento exitoso.
“Conocer nuestra genética —dicen voceros de nuestra entidad—también puede guiar tratamientos personalizados, ofreciendo terapias más efectivas y menos invasivas para aquellas con mutaciones genéticas”.
Igualmente, añaden que la relación entre la genética y el cáncer de mama es indudablemente profunda. Que el paciente conozca su herencia genética puede ser una herramienta invaluable en la prevención, detección y tratamiento de la enfermedad.
Si bien los genes juegan un papel crucial, también es esencial adoptar un estilo de vida saludable y mantenerse informado.
Al final del día, la combinación de la información genética y las decisiones conscientes pueden hacer una diferencia en la lucha contra el cáncer de mama.
El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes y desafiantes que enfrentan las mujeres en todo el mundo.
Esta afirmación hace parte de la campaña Tómate a pecho la vida, que Coosalud EPS viene impulsando con el fin de alertar sobre esta enfermedad.
Aunque varios factores contribuyen al desarrollo del cáncer de mama, la genética juega un papel central que no puede ser descartado.
Es fundamental comprender cómo los elementos genéticos pueden influir en la probabilidad de desarrollar cáncer de mama, para poder tomar medidas preventivas informadas y efectivas.
La ciencia ha avanzado mucho en la identificación de genes específicos que están asociados con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Los más conocidos son los genes BRCA1 y BRCA2.
Las mutaciones en estos genes pueden aumentar significativamente el riesgo de cáncer de mama y de ovario en las mujeres.
También hay otros genes, como PALB2, que se han asociado con un riesgo elevado de dicho mal.
Para Coosalud EPS, que está liderando la campaña Tómate a pecho la vida, realizar pruebas genéticas puede proporcionar una visión clara del riesgo individual de cáncer de mama.
Estas pruebas pueden identificar mutaciones genéticas que podrían indicar un riesgo mayor. Conocer esta información puede ser vital para tomar decisiones sobre la vigilancia, la prevención y el tratamiento tempranos. Además, puede ayudar a otros miembros de la familia a entender y evaluar sus propios riesgos.
A través de la campaña Tómate a pecho la vida insistimos en la importancia de que el paciente conozca su historial familiar, en aras de prevenir el cáncer de mama.
“Trabajar para entender y trazar nuestro historial familiar en relación con el cáncer de mama —dicen los voceros de la entidad— puede proporcionar una imagen más completa del riesgo individual y familiar”.
Y aunque no todos los cánceres de mama son hereditarios, un historial familiar de la enfermedad puede ser un indicador significativo del riesgo.
Comprender la conexión entre la genética y el cáncer de mama, es crucial para la prevención y el tratamiento tempranos.
Las pruebas genéticas, junto con una comprensión clara del historial familiar, pueden proporcionar las herramientas necesarias para navegar y, potencialmente, mitigar los riesgos asociados con esta enfermedad desafiante.
Por lo tanto, es vital estar informado y tomar medidas proactivas para entender y gestionar los riesgos genéticos asociados con el cáncer de mama.
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