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Cuando llega sin buscarlo: «Estoy embarazada»

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Es cada vez más visible en nuestro país,  los embarazos prematuros en adolescentes, quienes deben dar un giro en su estilo de vida y su entorno. Crear bases de apoyo con la familia, generan vínculos positivos durante esta etapa particular.

 

Rina Marcela Rodríguez, de 17 años, está a punto de parir. Su historia empezó un el 7 de diciembre de 2016, Día de la Inmaculada, cuando conoció a Jesús, un adolescente al que confundió como el amor de su vida.

 

Empezaron siendo amigos, pero la amistad duró poco. El 31 de diciembre ya eran novios y en abril, solo 4 meses después, ya estaba embarazada.

 

“Él es de Bucaramanga, pero lo conocí aquí en el pueblo porque él trabajaba con su tío. Todos los días venía a visitarme, lo traje por primera vez a mi casa un 31 de diciembre y muy rápido quedé embarazada. La verdad es que no estaba preparada, nunca lo estuve, aún no lo estoy.  No paraba de llorar porque no sabía qué hacer y tampoco cómo lo iba aceptar mi familia”, cuenta Rina.

 

Aunque no fueron momentos fáciles para Rina y su familia, su abuela, Agueda Bellío, fue un pilar fundamental para traer calma y serenidad en medio de la tormenta.

 

“Yo me puse feliz porque tendría mi primer bisnieto. Mi hija pensaba que a mí me iba a dar duro, pero no. Lo que uno debe hacer es sobrellevarlo bien.  Uno tiene que aprender a llevar las cosas.  Él es un buen muchacho y la ha ayudado en los estudios, le da la merienda y mucho más”, expresa Bellío.

 

A pesar de que Rina tenía temor de expresar lo que sentía frente a sus amigas y familia por miedo a ser rechazada o juzgada, con el tiempo, entendió que debía aceptarlo y que no había otra opción que asumir las consecuencias.

 

Con el tiempo pasó lo tradicional en las familias colombianas: su mamá, quien fue la más crítica con el tema del embarazo, aceptó la situación.

 

Rina  contó con más suerte que el resto de las chicas de su edad, Jesús David Mendieta, de 20 años, no la abandonó, se fue a vivir con ella y ya la embarazó nuevamente: ahora esperan la llegada de Kenia Mendieta Rodríguez.
Andrea Carolina Martínez Dávila es una joven de 16 años, nacida en el municipio de Mompox (Bolívar), quien a su corta edad ya está en embarazo.

 

Todo empezó el 18 de noviembre del año pasado en el cumpleaños de Andrea, en el que conoció a su novio, Juan David de Ávila, de 24 años. Bastaron pocas semanas para enamorarse y tomar la decisión de estar juntos. Por eso, sin pensarlo dos veces, hablaron con sus papás, quienes autorizaron su unión.

 

“No duramos mucho siendo novios porque él me dijo que quería vivir conmigo. Gracias a Dios mis papás lo tomaron muy bien y me apoyaron desde el principio a pesar de ser la menor de la casa. Tres meses después quedé embarazada y vine a Cartagena a vivir con él”, cuenta Andrea.

 

Al principio, Andrea pensó que no podía tener hijos. No obstante, sin perder la esperanza, no dejaron de intentar y luchar por este deseo de su corazón. Hasta que llegó el tiempo de ver su anhelo cumplido.

 

“Mi mamá no lo podía creer porque decía que era muy niña y debía continuar mis estudios. Pero, realmente, cuando la niña esté más grande yo terminaré mis estudios. Mientras tanto, debo dedicarme a ella, a mi marido y a la familia. Esto fue lo elegí”, agregó.

 

Andrea aplazó sus estudios, mientras Juan trabaja como albañil para solventar los gastos de Carol, la nueva criatura.

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