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Embarazo y tuberculosis: así es la historia de Karen Mantilla

Karen enfrentó la tuberculosis durante su embarazo. Con la adherencia al tratamiento y atención oportuna, la joven logró controlar la enfermedad y dar a luz a un bebé sano, pese a haber nacido prematuro. Su caso es un ejemplo de lucha y esperanza.

Karen Yisel Mantilla Carrillo es madre soltera. Cuando Ángel Andrés, su primogénito, tenía alrededor de 3 años, Karen empezó a asistir a citas médicas con la intención de vincularse al programa de planificación familiar. Sin embargo, en cuanto le practicaron las pruebas de rutina, se dieron cuenta de que estaba embarazada, por lo que fue ingresada al grupo de riesgo de gestantes de Coosalud, su EPS, y direccionada a los controles prenatales en Cúcuta, donde reside.

La entidad cuenta con un equipo de cuidadores que hace seguimiento a sus diferentes grupos de riesgo, entre ellos, las embarazadas. La cuidadora de Karen permanecía atenta a que asistiera a sus controles para la rutina de pesaje, medición, revisión de la presión arterial, ecografías, exámenes de sangre y toma de medicamentos y suplementación para el fortalecimiento del bebé que venía en camino.

El bebé de Karen nació de 7 meses. Después de eso fue cuando descubrieron que su tos se debía a una tuberculosis.

Unos meses antes de su etapa de gestación, Karen empezó a sufrir de una tos persistente, la cual se agudizó en los primeros días de embarazo.

Ya cuando su gravidez era avanzada, comenzó a presentar fuertes dolores de espada y dificultad para respirar, de manera que acudió al servicio de urgencias, donde los médicos descubrieron que el bebé también tenía baja respiración.

“Los doctores se asustaron —comenta Karen—, y enseguida me trasladaron a sala de partos, me hicieron una cesárea y el bebé salió bastante bajo de peso, porque no cumplió las semanas requeridas para su desarrollo. Nació de 7 meses. Después de eso fue cuando descubrieron que mi tos se debía a una tuberculosis”.

La mamá de Karen, María Teresa Carrillo Angarita, recuerda con aflicción y nostalgia esa época en la vida de su hija: “Estuvieron a punto de morir ella y mi nieto, debido a las dificultades de salud que se les presentaron. El parto fue prematuro. A ella la metieron en unidad de cuidados intensivos (UCI) y al bebé también, por 25 días, porque le faltaba madurar los pulmones, el corazón y el cerebro. A mí me tocó incluirlo en el ‘Plan Canguro’: me lo metía entre los senos para que sintiera calor y se adaptara mejor y también lo alimentaba con leche de fórmula”.

Tras el diagnóstico, Karen fue sometida a un régimen durante el cual debía consumir tres pastillas diarias en una sola dosis, a la vez que debía usar tapaboca permanente y revisarse con el médico periódicamente, en aras de saber cómo marchaba la enfermedad y en qué momento se podría suspender el tratamiento.

En vista de que por parte del padre del menor no ha existido apoyo económico, según comenta María Teresa, una hermana de Karen asumió los gastos de transporte y manutención para ambas durante el tiempo que estuvieron en la clínica. “Fue una situación terrible, pero es ahí cuando uno más se agarra de Dios y piensa en las demás personas que podrían estar pasando un caso parecido. En estos momentos le doy gracias a Dios, porque veo que tanto mi hija como mi nieto están bien”, dice María Teresa, quien reconoce el apoyo oportuno de Coosalud.

Entre tanto, los días de Karen transcurrían levantándose desde las 4 de la madrugada, hora en la que también se despertaba el bebé. Le preparaba un tetero para que se tranquilizara —pues no podía amamantarlo por su condición de salud— y, posteriormente, aprovechaba para darse un buen baño y salir a trabajar.

Por fortuna, gracias a la adherencia al tratamiento y la atención oportuna, Karen ya tiene la tuberculosis controlada y su bebé también está sano.

“A las jóvenes —añade Karen— como yo que queden embarazadas, les recomiendo que cuiden bien a su hijo y se cuiden ellas mismas, para que puedan salir adelante”.

En medio de las dificultades, Karen tiene tiempo para soñar con estudiar enfermería o quiropraxia, para ganarse un mejor sueldo que le permita tener bien a sus hijos.

 

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