La innovación se piensa desde los problemas o necesidades más básicas que tiene la gente, y busca repensar la forma como ofrecemos o usamos los servicios. No innovamos para cubrir carencias que ya está resueltas, innovamos para cerrar la brecha entre lo que las personas necesitan y lo que efectivamente están recibiendo. Si la innovación no le apuesta a hacer más fácil, sencilla y accesible la vida a la gente, no estamos innovando, sino haciendo avances incrementales o grandes avances que no resultan siendo útiles, sino complicando la experiencia de las personas con los servicios.
En el sector salud particularmente, las innovaciones más evidentes son la telemedicina que permite acercar los servicios especializados a la gente en las zonas más remotas, y las aplicaciones móviles para el autodiagnóstico o monitoreo de la salud. Esto en lo que tiene que ver con innovación tecnológica, pues con la democratización de la información, las personas tienen un acceso inmediato a datos para conocer su estado de salud, diagnósticos de enfermedades y tratamientos.
Esto ha sido útil en el sentido que los médicos tratantes pueden tener en tiempo real el monitoreo que requieren de sus pacientes sin necesidad de verlos en sus consultorios. No obstante, son aproximaciones que aún tienen un gran campo por explorar, están muy inmaduras, pero ayudarán en el mediano plazo a reducir el costo de los tiempos que invierte la gente visitando a sus médicos, y de esta misma manera reduciendo el grado de incertidumbre. En definitiva vuelve más oportuno y accesible el servicio, de una manera virtual, pero cercana.
Otra de las innovaciones es el aprovechamiento de la big data para acercar donantes de órganos con receptores de órganos. El Instituto Nacional de Salud con un red interconectada con diferentes bases de datos a nivel nacional, logra identificar la ubicación de las personas en lista de espera de órganos, georreferenciarlas y lograr reducir los tiempo de gestión para el traslado de órganos, y al mismo tiempo, permitir que mucha gente sin recursos pueda acceder de una forma fácil y segura. Esto es innovación disruptiva, permitir que toda la población se permita tener el lujo de llegar a usar un servicio que históricamente estaba limitado solo para personas con alta capacidad adquisitiva.
La tecnología móvil es una de las herramientas que se ha puesto de manera más sencilla al servicio de la innovación en la salud, para conectar usuarios con aseguradores y médicos tratantes, sobretodo, aquellos usuarios que necesitan un monitoreo permanente, buscando accesos inmediatos, disminuyendo el grado de incertidumbre por parte del paciente, y ayudando al asegurador a tener una adecuada gestión de su riesgo; sin embargo, conocer los determinantes sociales, influirá en la adopción de esa innovación por parte del usuario.
Aunque el sector salud comienza a dar pasos interesante en la dirección correcta, innovando para reducir costos, mejorar la calidad y accesibilidad de la atención, esos pasos parecen ser esfuerzos aislados, porque la industria de la salud no suele comportarse como una industria, sino como una cantidad de subsectores desconectados, con diferentes niveles y capacidades de innovación, que a la final, tratan todos de resolver el problema de la salud de manera individual, porque muchos sienten que una nueva mirada de este sector empresarial amenaza los modelos de negocio actuales y tradicionales, y no nos damos cuenta de que la salud no es diferente a otras industrias, y por tanto debe mirarse con los lentes de modelos generales de gestión innovadora.
Muchas redes de investigación e institutos nacionales de salud en el mundo, se están enfocando en curar enfermedades que históricamente han sido incurables, pero pocos, invierten el aprendizaje en cómo proporcionar el cuidado de la salud que la mayoría de las personas necesita la mayor parte del tiempo de una manera más simple, más conveniente y menos costosa.
JAIME GONZÁLEZ MONTAÑO
GERENTE GENERAL
COOPERATIVA COOSALUD