El reconocer que un hijo está pasando por un momento emocionalmente vulnerable afecta de forma directa a quienes brindan sus esfuerzos en ofrecerle una mejor calidad de vida. En Coosalud queremos ofrecer guías que puedan aliviar el impacto de este tipo de afecciones mentales, en especial, dirigidas a padres de familia.
Todo impase es la apertura a nuevas oportunidades. El dolor interno de un hijo se convierte automáticamente en una frustración silenciosa y agotadora, en la que el padre o la madre no hallan una salida o alternativa que sume al tratamiento (psicológico o psiquiátrico). Es una sensación natural, es un claro ejemplo de sensibilidad.
Y aunque veamos el panorama oscuro, la verdad siempre trae una dosis de luz y esperanza. La depresión es considerada como una patología, como cualquier enfermedad física, y viene acompañada de unos síntomas diversos según cada paciente, pero encierra varios llamados a poner en práctica. El primero está relacionado con sacar la mejor versión de nosotros mismos. Es un compendio de aceptar errores, pero también de apreciar los logros o aciertos que se dan en el transcurso de la vida. Recordemos: nadie es perfecto.
El segundo llamado es a liberarnos de la culpa. Muchos padres de familia consideran ser responsables directos de la salud mental de sus hijos, más aún cuando se enfrentan a las crisis o recaídas que conlleva la depresión. Frente a esta situación, es necesario tomar terapia en conjunto. Este paso permite un reconocimiento interno, dándole otra perspectiva al núcleo familiar, mucho más positiva, en la que todos expresan, crean y construyen con un mismo norte.
Otro elemento que se pone en jaque al enfrentar la depresión de un hijo es la paciencia. Por eso, diversos programas en psicología buscan incrementar los niveles de empatía con quienes padecen este tipo de trastorno. ¿Cómo se logra? Viviendo un día a la vez, convocando para ese día una actividad de valoración mutua, por ejemplo, salir a comer un helado, cocinar juntos, ver una película y discutirla. Aprender a escucharnos y poner al corazón como principal medicina extiende la capacidad de resiliencia en un niño o joven.
Conocer acerca de psicoeducación es una de las etapas que como padres no se deben excluir. Aunque los detonantes que motivan la depresión son distintos en cada paciente, comprender cómo es el comportamiento cerebral desde la ciencia es fundamental. En Internet o YouTube se pueden encontrar diversos talleres, conferencias y testimonios de otros pacientes y sus familiares que conviven con personas que manejan este patrón de conducta. Es una forma didáctica de concebir que no están solos y que compartir las experiencias puede ayudar a sanar a otros. La mente siempre actúa en cadena.
Recuerda que Coosalud tiene programas de salud mental para todos sus usuarios.
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