Ejercitar la mente desde las primeras etapas es fundamental para un sano desarrollo personal. Comprender los desafíos del mundo actual, hablar desde la verdad y mantener una buena base nutricional es el comienzo de forjar niños y jóvenes con grandes habilidades y destrezas para el futuro.
Con el paso de los años, el reto para los padres en términos de protección y enseñanza es aún más alto. Los estándares sociales exigen más creatividad y seguridad en el individuo y, para eso, es esencial tomar medidas, buenas prácticas y aplicar ejercicios que fortalezcan el cerebro como principal gestor del pensamiento.
El primer paso es el continuo diálogo que lleve a una aceptación global de la naturaleza de todos los seres, en especial, de padres a hijos y de hijos a padres. Recordemos que el primer contacto de un niño con la sociedad empieza por su familia. Compartir la historia de vida, los esfuerzos y aciertos que se han hecho para construir lo que se tiene en el aquí y ahora, despierta en los adolescentes sentido de pertenencia. Así también se construyen lazos de confianza entre cada miembro del núcleo familiar.
A nivel físico u orgánico, la alimentación tiene un rol más que importante. El cerebro requiere de energía que solo puede obtenerse de los alimentos. Garantizar las comidas básicas, en las que se mezclan vitaminas (frutas y verduras); proteínas (carnes, pollo, pescado); carbohidratos (granos, tubérculos) e hidratación (agua), estabilizan la funcionalidad cerebral y, por ende, el niño o el joven podrá responder con efectividad a los retos que se presenten en su entorno social, escolar y familiar.
Junto a estos dos elementos, también se han certificado otras prácticas que suman a los procesos de estabilidad y de toma de decisiones en menores de edad, en los que podemos resaltar:
– Hábitos de sueño: establecer horarios de ocho horas de sueño mejoran el estado de ánimo y de actividad cerebral. Así podemos reducir los niveles de estrés infantil o adolescente.
– Deportes, artes y literatura: el cerebro busca liberar energía todos los días. En los niños y jóvenes, la práctica de alguna modalidad deportiva o artística ayuda a crear patrones de orden y autoestima alta, siendo más asertivos en la forma de resolver sus problemas. Leer estimula la inteligencia.
– Cultivar el respeto: debe ser una práctica diaria en la que se enseñe, con pequeños o ejemplos cercanos, a actuar sin agredir o alterar de forma negativa a otras personas, puede ser ayudar a pasar a un anciano por la calle, darles paso a las personas discapacitadas o contribuir a quien lo necesita con obras humanitarias.
Cada ser construye su propia historia. Confía en tus hijos y dales herramientas para enfrentar con sensatez cada reto.
Coosalud, en pos de tu bienestar.