Valeria, de 4 años, residente en la vereda Trinidad Alto en Nechí, Antioquia, nació con una condición en la cadera que limitaba su movilidad. Tras una cirugía en Medellín, su vida ha cambiado, y ahora puede correr y jugar libremente. Su madre, Yisney, sueña con un futuro seguro y lleno de oportunidades para su hija.
Para llegar a la vereda Trinidad Alto es necesario tomar una embarcación —conocida como Johnson— desde el casco urbano del municipio de Nechí, en Antioquia, y hacer un recorrido por el río durante unos treinta minutos. Es la única forma disponible de traslado al hogar donde reside Yisney Luna Martínez, con sus dos hijos, Valeria y Yosimar, y su compañero sentimental.
Valeria Hernández Luna, de 4 años, es la protagonista de esta historia. El embarazo de su mamá había transcurrido sin complicaciones y la niña nació por parto natural en abril de 2020. Sin embargo, cuando cumplió siete meses, Yisney comenzó a notar algo inusual en la movilidad de las piernas de su pequeña. “Yo la llevé con el pediatra y él le mandó una radiografía, pero yo nunca se la hice. Cuando ella empezó a caminar, que ya tenía el añito, me di cuenta de que la niña tenía problemas en la cadera. Le hacen la radiografía y le identifican desgarre de la cadera”, relata.
Tras el diagnóstico, el paso a seguir era una intervención quirúrgica para corregir esta condición. “El cirujano en Medellín me dijo que no tenía ningún riesgo”, asegura Yisney, pero, desde luego, la incertidumbre la mantenía alerta.
Entonces, llegó el día: 26 de octubre de 2023, en la Fundación Clínica Noel, que forma parte de la red de servicios de Coosalud, su EPS. La cirugía fue un punto de inflexión. “Cuando la niña entró a la operación, parecía que iba mal con la anestesia. Cuando salió, le pregunté al cirujano cómo estaba. Me dijo: «La niña todavía no puede despertarse, no mueve las piernas». Y yo: «¡¿Cómo?!»
Empecé a llorar y le dije: «Explíqueme». El doctor llegó y la examinó. Y después le fueron despertando las piernas”, recuerda.
Y agrega: “La atención fue muy espectacular, todo lo mejor para la niña, el cirujano, los médicos; muy, muy buena la atención. Y fue una excelente cirugía, ya camina mejor, ya no tiene problemas como los que tenía anteriormente. Porque ella me decía: «Mamá, quiero caminar, quiero jugar». Y yo: «Hija, no puedes». Y ahora ya me siento alegre, ya ella corre y juega por ahí con sus primitos y amiguitos; recocha, vuela cometas, así mantiene mi niña”, afirma Yisney en una mezcla de alivio y emoción.
La felicidad de ver a su pequeña correr se combina con su inquietud por el futuro. Y es que la vida en la vereda Trinidad Alto, aunque sencilla y llena de belleza natural, presenta sus desafíos. “Quiero que, con el favor de Dios, el otro año nos vayamos para Bogotá, que termine sus estudios por allá, porque realmente donde yo vivo es un peligro para ella, para mis niños. El camino está muy sucio, me da miedo una culebra o una mala hora por ahí. Vivo a la orilla de la quebrada y, cuando se crece, los niños no pueden ir al colegio”, confiesa.
Por eso, Yisney sueña con un devenir mejor para Valeria y su familia, lejos de los peligros de la selva y con acceso a mejores oportunidades.
Aun así, reconoce que actualmente disfruta de la vida en el campo, donde, con su familia, cosechan plátano, yuca, batatas y frutas como el limón. Y a propósito de frutas, Valeria ama comerlas, así como el pescado, que es su comida favorita, “pero no frito, en guiso” —dice su mamá—.
Oficina Nacional
Cartagena de Indias, Bolívar, Colombia.
Oficinas en todo el país
Para ubicar nuestras oficinas
Para notificaciones judiciales, derechos de petición, tutelas, entre otros, escribir a:
notificacioncoosaludeps@