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Heroínas al pie de la enfermedad

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Con ocasión del Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora cada 4 de febrero, desde Coosalud destacamos casos de personas que, de una u otra manera, han apoyado a los pacientes en el tratamiento y manejo de la enfermedad.

Padecer cáncer es una situación por la que ninguna persona quisiera atravesar. Sin embargo, cuando esta condición aparece, no queda más alternativa que aceptarla y, sobre todo, someterse a los tratamientos médicos necesarios para hacerle frente y, de esta manera, mejorar la calidad y pronóstico de vida.

Así mismo, es vital el acompañamiento emocional, no solo el que los profesionales de la salud pueden brindar, sino el apoyo incondicional de los seres queridos. Cinthia Carolina Ospina, madre de Daniela Sandoval, es un ejemplo de ello. Con entrega y amor, ayudó a su hija a superar esta enfermedad. También existen ángeles como Marianna de Dios, una niña que decidió donar su cabello para regalar sonrisas a otras pequeñas en medio de la adversidad. En el Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora cada 4 de febrero, destacamos las historias de estas usuarias de Coosalud.

Cinthia creyó que el cáncer –una patología que a 2018 había afectado a 275.348 personas en Colombia, según la Cuenta de Alto Costo– era ajeno a ella y su familia. Como en muchos casos, nunca imaginas que puedes vivirlo de cerca hasta que toca las puertas de tu hogar. En palabras de la madre de Daniela, a partir del diagnóstico inicial nada fue lo mismo; no obstante, les enseñó como familia a ver las cosas desde una óptica distinta. “Todo cambió cuando ella (Daniela) tenía 12 años. Empezamos a valorar las cosas como nunca. Y sí, fue difícil, porque yo tengo dos pequeños más, a quienes me tocaba atender, pero la prioridad era Daniela, porque ella era quien estaba atravesando por la situación de cáncer. Gracias a Dios, ahí estuvo mi esposo, tuve a mi mamá que también me ayudó mucho, fuimos un equipo, un superequipo, diría yo”, relata.

De acuerdo con Cinthia, las situaciones extremas suelen sacar lo mejor de cada uno, por más difícil que parezca el obstáculo. El amor en los seres humanos logra que la esperanza siga viva: “Para mí fue algo muy difícil, como mujer, como mamá. Me afectó emocionalmente, claro que sí, no podía decir que era la fuerte, había momentos en los que yo sentí que me derribaba, pero me tocaba levantarme porque ahí estaba mi hija esperándome, viéndome como la más fuerte de todas, como su superheroína, y yo sé que mis hijos también. Fueron duros momentos, pero Dios me ayudó mucho”.

Dolor en los demás

Se dice que el sufrimiento puede llegar a ser más intenso para las personas que rodean al paciente en situación de cáncer o de cualquier otra enfermedad crónica, puesto que enfrentan sentimientos de enojo, temor, preocupación o desesperanza. Y es que llenarse de motivación y confianza para decirle al ser querido que las cosas van a estar bien no es fácil. “A mi hija le tocó vivir muchos procesos dolorosos y creo que yo sufría el doble al verla sentir dolor, yo quería estar en su lugar. Delante de ella, yo era un muro muy fuerte, pero cuando daba la vuelta me derrumbaba a pedacitos. Sí, yo creo que para nosotros los papás es muy duro ver a nuestros hijos así, sufrir y verlos pasar por esto”, manifiesta Cinthia.

Si bien, recibir un diagnóstico de cáncer es difícil, ninguna persona debe bajar la guardia en la identificación de sus signos de alarma, pues la detección temprana es clave en el proceso de recuperación del paciente. Según datos de la Asociación Colombiana de Hematología y Oncología, debido a la pandemia por la covid-19 y al temor de muchos ciudadanos para asistir a los centros de salud a realizarse chequeos, la detección de cáncer en el país se redujo en 39% durante el primer semestre de 2020. En ese orden de ideas, la invitación a nuestros usuarios es a no dejar de asistir sua respectivos controles médicos. Recordemos que actualmente existe la alternativa de la teleconsulta.

Actos de amor

Marianna de Dios
Marianna de Dios

Dentro de este panorama también existen historias inspiradoras de personas y, en este caso, específicamente de una niña que, en un acto de amor y valentía, tomó la decisión ayudar a mantener sueños y sonrisas.

Mi hija desde hace un año o más había tenido la intención de poder donar su cabello, teniendo en cuenta que es muy lindo, cuidado y bastante largo. Entonces ella me manifestó que deseaba cortárselo para favorecer a alguna niña que lo hubiera perdido o que necesitara una peluca por problemas de salud, cáncer, en específico”, detalla Leonor Arango, madre de Marianna de Dios.

La caída de cabello es un efecto secundario frecuente en los tratamientos contra el cáncer, por los efectos que derivan la quimioterapia, la terapia dirigida y la radioterapia, entre otros. Cuando estos generan alopecia, desencadenan un cambio drástico en la imagen de quienes padecen la enfermedad, lo cual representa, con frecuencia, una baja en la autoestima de la persona.

Con su iniciativa genuina, Marianna, de 7 años, aporta un granito de arena y esperanza en la recuperación de pacientes oncológicas. “Me pareció una gran oportunidad para donar mi cabello a las niñas que tienen cáncer y ver una sonrisa en cada una de ellas. A mí no importó perderlo, porque en realidad yo sí quería guardar mi cabello porque sentí que iba a ayudar a la gente. Además, quiero que quien lo tenga sea muy feliz y que lo cuide mucho, así como yo lo hago; que lo disfrute, lo luzca y se olvide de su enfermedad”, expresa Marianna.

Y agrega: “Es muy importante ser solidario, porque así podemos apoyar a las personas, desprenderlos de lo que sienten, ayudarlos a que se sientan mejor, que estén más alegres, que todos seamos felices y compartamos la alegría con la persona a la que ayudamos”.

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