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Historias de vida

Deiner fue diagnosticado de un tumor a sus 10 años.

Deiner: 10 años, un tumor en la cabeza y 9 cirugías para tratarlo

El caso de Deiner Said Villanueva es también la historia de una de esas madres que no conocen la palabra derrota.

Para su familia, Deiner Said Villanueva Ávila era, cuando nació, uno de los niños más bonitos y sanos de Zona Bananera, su municipio, ubicado en el norte del departamento del Magdalena.

Sin embargo, transcurridos unos trece meses, las cosas comenzaron a cambiar: frecuentemente se contagiaba de gripe, al tiempo que su cuerpo se iba deteriorando de manera ostensible.

Ana del Socorro Ávila Martínez, su madre, confundía aquel desgaste físico con las consecuencias naturales de las afecciones respiratorias, pero notó que algo digno de más atención estaba sucediendo cuando el niño intentó dar sus primeros pasos.

“Como todos los niños —cuenta—, Deimer un día se levantó e intentó caminar. Pero cuando lo logró, noté que lo hacía cojeando de la pierna izquierda. Después dejó de caminar y se agarraba de las paredes para intentar levantarse”.

Esto último proceso no fue detectado directamente por Ana del Socorro, quien lo dejaba al cuidado de una hija, pues debía salir diariamente a responder por su trabajo en el mundo de la economía informal.

Fue su hija quien la alertó sobre las dificultades que mostraba el niño a la hora de movilizarse por sí mismo. Por tal razón, Ana del Socorro se comunicó con su pareja, quien, para entonces, residía en Bogotá; y este de inmediato se regresó al pueblo con la intención expresa de conseguirle una cita médica a su hijo. 

Conoce la historia, narrada por sus protagonistas

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“Esa vez nos atendió una pediatra, quien le ordenó unos estudios a Deiner. Yo le pregunté que por qué el niño cojeaba, pero ella respondió que eso se sabría con los resultados de los exámenes. Cuando esos resultados llegaron, mi hija se puso a leerlos y enseguida se desató en llanto, porque ahí se hablaba de un problema en la masa encefálica. Por eso creímos que el niño se nos iba a morir”. 

Al término de una segunda consulta, el médico de turno dictaminó que el paciente debía ser hospitalizado inmediatamente en la ciudad de Santa Marta, diligencia que se cumplió en poco tiempo. El paciente duró un mes recluido, lapso durante el cual le instalaron una válvula, pues ya se había determinado que sus molestias de salud eran generadas por un cáncer en la cabeza, más específicamente un tumor maligno en el cerebelo, estructura cuya principal función, de acuerdo con el portal especializado Medlineplus, es “procesar información proveniente de otras áreas del cerebro, de la médula espinal y de los receptores sensoriales, con el fin de indicar el tiempo exacto para realizar movimientos coordinados y suaves del sistema muscular esquelético”.  

Transcurrido el mes de hospitalización, le dieron de alta, aunque al poco tiempo debió volver a las manos de los galenos, a raíz de que el abdomen se le estaba creciendo de forma anormal, pero un médico de Santa Marta determinó que no se trataba de ningún problema digestivo sino de un taponamiento en la válvula. 

Deiner Said fue hospitalizado en Santa Marta y, después, remitido a Cartagena, donde fue intervenido quirúrgicamente y retornó a casa. No obstante, días después, tuvo que acudir nuevamente a servicios médicos. En Santa Marta, los médicos recomendaron que se le diera continuidad a las atenciones que se le habían iniciado en Cartagena. 

“Nos dispusieron una ambulancia, y enseguida nos fuimos para Cartagena. Llegamos como a la una de la madrugada. Después de que lo operaron, le mandaron unas quimioterapias, pero, a medida que se las iban haciendo, el niño se adelgazaba; y hasta le aparecían unas manchas moradas en el cuerpo, como si se hubiera golpeado”. 

Teniendo en cuenta que el tratamiento no estaba funcionando de la forma que se requería, Deiner retomó atenciones en Santa Marta, donde lo trataron con radioterapias. 

“A veces le dan unas convulsiones, unas fuertes y otras suaves. Cuando es así, uno le mete conversación y se le pasa. Pero otras veces dice que tiene ganas de vomitar, habla cosas extrañas y después le da la convulsión fuerte”. 

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Deiner y Ana, su mamá.

Hasta el momento, el pequeño, de 10 años, ha acumulado un total de nueve cirugías en la cabeza, pero, según Ana del Socorro, se desenvuelve como cualquier niño: es travieso, asiste a los cumpleaños de sus vecinitos, baila y nunca falta al colegio. 

 

“En la próxima cita que tenemos con el oncólogo le voy a pedir que le mande algo para las convulsiones, porque eso es lo único que lo está molestando. Después de las cirugías, a Deiner no tuvieron que hacerle ninguna terapia para que caminara, él mismo dice que porque acá lo tratamos con chirrinchi (un tipo de bebida de la zona) y semilla de aguacate —menciona su mamá, entre risas—. Pero lo principal fue que le pedimos mucho a Dios, y es él quien lo ha mantenido con vida todo este tiempo”.

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