Historias de vida

Liseth Mariana tiene 12 años.

Liseth recibió el año nuevo “estrenando” una parte de su corazón

Tras un innovador procedimiento realizado en la Fundación Cardiovascular, la menor, afiliada a Coosalud EPS, pudo pasar las celebraciones decembrinas, incluido su cumpleaños, alejada de las paredes de un hospital. Esta es su historia.

Milena tiene grabadas cinco fechas en su mente: 5 de enero de 2010, 6 de abril de 2016, 2 de marzo 2017, 22 de junio de 2017 y 9 de noviembre de 2021. Son los días en los que su pequeña Liseth Mariana ha sido sometida a intervenciones para garantizar su supervivencia.

La última, hace poco menos de dos meses, se trató de un procedimiento innovador. Los médicos realizaron, por primera vez en el departamento de Santander, el implante de una válvula pulmonar mediante cateterismo cardíaco, sin necesidad de abrirle el pecho. Los encargados fueron los especialistas de la Fundación Cardiovascular de Colombia (FCV), institución que forma parte de la red de servicios de Coosalud, EPS a la que Liseth Mariana Caballero se encuentra afiliada.

“Lo que realizamos fue un procedimiento novedoso. Hicimos una punción para ingresar a los vasos de la pierna con un catéter (una especie de manguera plástica delgada y flexible), que nos sirvió de vehículo para llevar la válvula y ubicarla en el lugar que se requería”, argumenta Justo José Santiago Peña, cardiólogo pediatra y hemodinamista de la FCV, y quien lideró la intervención.

Conoce la historia, narrada por sus protagonistas

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Resulta que, tras su nacimiento, la menor fue diagnosticada con una cardiopatía congénita denominada atresia pulmonar con comunicación interventricular, razón por la cual tuvo que ser sometida a su primera cirugía a los siete días de nacida. Según explican los doctores de la FCV, ella llegó al mundo sin válvula pulmonar, una de las cuatro que tiene el corazón (además de la válvula mitral, la tricúspide y la aórtica), y cuya función es permitir el paso de la sangre desde este órgano a los pulmones. Por ello, además, se hace imprescindible continuar realizando intervenciones, pues a medida que la paciente va creciendo, la válvula ubicada inicialmente se va quedando pequeña y debe ser reemplazada.

“Mami, ¿voy a quedarme en diciembre acá?”, preguntaba Lizeth a Milena luego del último procedimiento. Por fortuna, solo bastaron 15 días para que recibiera el alta médica y, esta vez, las celebraciones de Navidad, Año Nuevo y su cumpleaños, el pasado 29 de diciembre, no tuvo que pasarlas internada en una clínica como en ocasiones anteriores.

“Cuando la operaban por el pecho, por el tórax, se demoraba hasta mes y medio para volver a casa. La recuperación de esta cirugía, en comparación con las otras, ha sido muy rápida. Ella salía intubada, salía muy malita; ahorita, gracias a Dios, no salió intubada, salió solo con su oxígeno, hasta que sus pulmones cogieran más fuerza. Yo misma le he preguntado: «mami, ¿te sientes cansada?», y ella me dice: «no, mami», pero, claro, yo le sigo teniendo los cuidados de siempre”, relata Milena Zafra Blanco.

Y agrega: “He sido muy feliz de poder tenerla en la casa, sobre todo, en estas últimas fechas, de saber que mi hija está bien, que puedo disfrutar de su presencia y compartir con ella en familia”.

Los médicos le explicaron que, tras la exitosa intervención, lo que se espera es que esta nueva válvula sea funcional para Liseth hasta parte de su vida adulta, por lo que no sería necesario realizarle más procedimientos en el futuro cercano.

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Liseth y Milena, su mamá.

“Mami, ¿voy a quedarme en diciembre acá?”

Y es que Milena reconoce que ella y su hija han tenido que atravesar circunstancias complejas desde la identificación de su patología –que, de acuerdo con estimaciones, en Colombia se diagnostican 5.200 casos de este tipo (de cardiopatías congénitas) cada año– hasta ahora. “La niña normalmente se sentía muy ahogadita; ella no podía correr normal, no podía jugar, ni montar cicla, porque estaba muy delicada y, si caminaba mucho, tocaba esperar otra vez que el cuerpecito cogiera fuerza para volver a empezar, ya que se sentía muy cansadita. Ahora se le ve más alentada”.

La situación más difícil la vivieron en 2017. Luego de su tercera cirugía, en marzo de ese año, se fueron a casa y duraron como 15 días antes de su primer control posoperatorio. “Cuando volvimos a la clínica, me dicen que la niña tiene trombos (coágulos) en los pulmones, que había que dejarla hospitalizada y ahí quedó hasta su siguiente operación, en junio. Y después de esta me dijeron: «Liseth no se puede operar otra vez por el pecho, porque está muy delicada y se nos puede ir». Ese momento fue muy duro. Y, de repente, yo no podía disimular mi impotencia y la niña me dijo: «mami, vaya a la iglesia y pídale mucho a mi Dios por mí». Y así lo hice y afortunadamente ya ella está mejor y aquí la tengo conmigo”.

Por ahora, unas 15 pastillas diarias son las responsables del bienestar de la pequeña. “Cuando se levanta se toma cuatro, desayuna y se toma otras tres; a las 10 de la mañana se le vuelven a dar otras, a las 2:30 de la tarde son tres más y así sucesivamente, hasta las últimas que se toma antes de dormir”, describe su mamá.

Dentro de unos días, la cardióloga examinará a Liseth, que recientemente cumplió sus 12 años, para hacerle seguimiento a su estado de salud. La especialista determinará qué tratamiento deberá seguir para garantizar su calidad de vida.