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Historias de vida

Yanfry

Yanfry, el niño que camina con pasos de hombre valiente

Se hizo famoso gracias a un video que le publicaron en redes sociales. Su condición de salud ha sido compleja desde que nació; sin embargo, su optimismo y las atenciones médicas han sido claves para su calidad de vida. Con su simpatía, Yanfry se ha robado el corazón de miles de internautas.

El día que muchos colombianos vieron por primera vez a Yanfry Emanuel Díaz Quiñones, desde luego, no se imaginaron que detrás de ese rostro serio, pero que siempre irradia ternura y simpatía, se escondían afecciones de salud que lo han tenido visitando centros médicos desde sus primeros días de vida.  

Lo conocieron gracias a un video que grabó un tío —hermano de su papá—, el cual se volvió viral en las redes sociales debido al andar rígido de Yanfry, como imitando a un hombre adulto, que se complementaba con la seriedad de su expresión facial. El clip audiovisual incluía el diálogo con su tío, diciéndole que él “camina como hombre”. A partir de ahí, el niño se convirtió en un “influenciador digital” que, por ejemplo, ya cuenta —a la fecha— con más de 925.000 seguidores en la red social de Instagram, donde se puede encontrar como @yanfryeltierno.  

Pero pocos de esos divertidos espectadores sabían que este niño, natural del municipio de Istmina (Chocó), padece de hipotiroidismo, un trastorno por el cual la glándula tiroides no produce la cantidad suficiente de ciertas hormonas cruciales, lo que influye en el crecimiento y desarrollo del paciente.   

El hipotiroidismo no tratado puede causar otros problemas de salud subyacentes, como obesidad, dolor en las articulaciones, infertilidad o enfermedad cardíaca.  

Jean Carlos Díaz Perea, padre de Yanfry, cuenta que, en su segundo día de nacido, el niño experimentó una baja de azúcar, debido a lo cual fue internado por ocho días en un centro médico. 

Conoce la historia, narrada por sus protagonistas

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Posteriormente, cuando había cumplido los diez meses, sufrió una recaída que obligó a trasladarlo nuevamente al hospital, donde se determinó que se le había vuelto a bajar el azúcar, por lo que sus familiares decidieron vincularlo a una EPS desde donde se pudiera gestionar su atención de forma más oportuna.   

“En Coosalud —cuenta el progenitor— nos recibieron la afiliación y quisimos que fuera en esa EPS, entre otras cosas, porque tenía vínculos con la Fundación Clínica Infantil Club Noel —entidad que forma parte de la red de servicios de la EPS—. Cuando Yanfry tenía nueve meses, no toleraba ningún alimento. Aunque comiera muy poquito, siempre intentaba vomitar. Por eso estaba muy delgado y debimos internarlo en esa clínica por 45 días. La atención fue magnífica”.  

Durante ese tiempo en el hospital, fue cuando los médicos descubrieron que Yanfry tenía hipotiroidismo. Acto seguido, le programaron un tratamiento con medicamentos apropiados para la tiroides, la hormona del crecimiento, y para estabilizar los niveles de azúcar en la sangre.  

 “Uno de esos medicamentos es la Levotorixina, que escasea bastante, pero siempre se la deben conseguir a como dé lugar, porque es la vida del niño. Todos los días hay que darle una tableta a las 6 de la mañana. La de la hormona del crecimiento se la damos cuando ya se va a dormir”, explica Díaz Perea.  

 Una vez le dieron de alta, los médicos informaron a la familia que a Yanfry debía hacérsele un seguimiento cada tres meses, que consiste, entre otros aspectos, en la revisión del crecimiento. En una primera cita, los médicos notaron que el medicamento no estaba actuando con eficacia, por lo que decidieron prescribirle una dosis más alta. 

Los galenos les explicaron que el tratamiento para el crecimiento debía suspenderse cuando se detectara que el niño estaba creciendo de manera regular. No obstante, el medicamento para la estabilidad del azúcar en el torrente sanguíneo sí tiene visos de ser permanente.  

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Deiner y Ana, su mamá.

Más allá de su enfermedad 

Por el momento, según sus familiares, Yanfry se alimenta sin dificultades. En su dieta preferida está incluido el pescado, en cualquiera de sus presentaciones, y también disfruta mucho de los huevos y el queso.  

“Por lo demás —anota Jean Carlos—, Yanfry va a la escuela, como todos los niños de su edad. Cuando vuelve a casa, aparta un espacio para dedicarse a las tareas y, después, sale a jugar con los vecinitos, a quienes también les gusta correr y saltar”.  

Los padres de Yanfry reconocen que el auge del video —que le grabó su tío cuando lo acompañaba en el retorno desde el colegio hasta la casa— ha servido para que el niño se sienta más a gusto cuando lo llevan a consultas médicas o cuando han tenido que internarlo en un hospital, pues a médicos y enfermeras les causa simpatía tener enfrente a un personaje que las redes sociales volvieron célebre.  

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Tampoco niegan que sus dificultades de salud estén relacionadas con la falta de cuidados, puesto que después de las primeras crisis, aun cuando ya se conocía lo del hipertiroidismo, ha sufrido otras, por las cuales han tenido que hospitalizarlo por uno o dos días. “Una vez debimos hospitalizarlo porque tenía una infección que le produjo fiebre, como a las tres de la madrugada. La mamá le dio un Acetaminofén, pero en la mañana, cuando se le hizo la glucometría, se dio cuenta de que tenía el azúcar muy alto, y debió correr con él para el hospital, donde se la normalizaron”.  

Los papás del niño ya cumplieron dos años separados, pero, según afirma Jean Carlos, se han entendido muy bien en cuanto a la crianza y el cuidado del menor. Sospechan que esa buena sintonía comenzó cuando tenía siete días de nacido y les tocó llevarlo al hospital, debido a una convulsión que sufrió repentinamente.  

“Nosotros mirábamos por el vidrio de la sala donde lo tenían internado, mientras llorábamos y orábamos para que el niño no se nos muriera. En una de esas, Tatiana, la madre de Yanfry, le habló a Dios así: «Señor, si usted va a salvar a mi hijo, permita que él levante la mano». Nos asomamos por el vidrio y vimos cuando Yanfry, efectivamente, alzó la manita. Ahí comprendimos que él estaría bien”.  

Por eso, sus papás consideran que “Dios lo tiene para cosas grandes”, comenzando por su inteligencia, que empezó a ser sorprendente desde que tenía apenas dos años y ya identificaba claramente los números y las letras, sin importar la cantidad: “Aparte de eso, su nacimiento fue difícil, porque se le había subido a la madre en el vientre y los médicos tuvieron que bajarlo al útero; y, durante esas maniobras, el niño tragó líquido amniótico. Cuando salió del vientre hubo que reanimarlo. Después de varios minutos, lloró tan duro que llamó la atención de todo el personal médico. Esa es otra de las cosas que nos hacen decir que Dios lo tiene en este mundo para algo especial”.  

Por esas razones, los padres de Yanfry no pierden oportunidad para decirles a las familias que tienen niños con alguna condición de salud ¡que no pierdan la esperanza!: “Que miren que nosotros no estamos en buenas condiciones económicas, pero tuvimos la fortuna de que Dios nos condujo hacia Coosalud y el tratamiento para nuestro niño ha sido excelente”. 

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